Diario de una argentina cambiante

 

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10 de diciembre: Hoy estuve en la Plaza de Mayo. La experiencia fue tan emocionante que me dejó una felicidad que nunca se me va a pasar. La gente era distinta: muchas personas bellas, jóvenes, señoras distinguidas, todos con olor a perfume… No había negrada salvo la que aprovechaba el calor para cobrar 30 pesos la gaseosa chica o las banderas a 150. ¡De ninguna manera eran mayoría! Apretada, como cuando uno va en el subte, pude ir avanzando desde la calle San Martín por el lado izquierdo de la plaza. Hacía un calor infernal. No había más que banderas argentinas y algunas amarillas y tanta gente feliz. No me empujaron como empujarían los K en sus marchas, ni tropecé ni una sola vez, eso es cambio. Me saludaron y hablaron sonrientes personas que no conozco. Nadie nombraba a Cristina, como si no hubiese existido, salvo cuando Macri salió al balcón y todos cantamos: “¡Y ya lo ve, y ya lo ve, para Cristina que lo mira por TV!” Y tres veces le pedimos el baile. ¡Qué emoción!

12 de diciembre: Hoy en el supermercado había caras largas de K perdedores. Los precios se han ajustado y estos vagos temen no poder comer. ¡Pues que salgan a trabajar! El bife subió, sí, así que el asado del domingo les va a costar lo suyo. Justicia, porque aquí la gente no tiene papilas educadas para degustar lo bueno, aquí no se puede permitir que la gente coma cosas por comer. A mi también me costará más, pero no me importa, sé que lo bueno cuesta y por eso es que es bueno. Además, como dice Luis Etchevehere, el presidente de la Sociedad Rural: no es que la carne esté subiendo de precio sino que antes estaba muy barata. Una señora me buscó conversación y enseguida supe lo que era: una K cualquiera. Se quejaba de la suba de precios, hablaba de los derechos suprimidos que vendrían, deliraba, la loca, recordando el corralito. Yo la puse en su sitio: “A mi no me importa que me quiten derechos, que me suban el bife mientras no tenga que soportar a la Yegua en la Casa Rosada“.

13 de diciembre: Suben la harina, el pan y las galletitas… Mejor, así será más fácil conservar mi figura.

14 de diciembre: No más cadenas presidenciales. Ahora podré ver la novela sin interrupciones desagradables. Tenemos nuevos ministros, según leo en El Clarín. Gente capacitada, gente distinguida, gente de empresas para poner a funcionar este país. Se respira el progreso que viene con el cambio. No más populismo, no más Evita vigilándonos en desde la 9 de Julio. No más subsidios para vagos.

15 de diciembre: Dicen que en enero eliminarán los subsidios a la luz, agua, gas y transporte, y se dispararán las tarifas. Eso debe ser parte de la campaña de miedo K, que no terminan de entender que ya perdieron, que ya no existen, que están fuera. El cambio llegó para quedarse y yo para celebrarlo me voy a comprar un celular nuevo…

16 de diciembre: Confirma El Clarín el aumento en las tarifas de los servicios, pero entiendo que no podemos poner toda la carga en los hombros de los que siempre aportan: los ganaderos que no ha podido exportar sus cortes de primera, perdiendo millones por culpa de los caprichos de la yegua caprichosa; los pobres sojeros que han padecido las horrendas retenciones… los que más trabajan, los que más producen los que construyen este país… Hay que meterles el hombro.

17 de diciembre: Amanecieron los rumores K el el aire, la campaña de miedo no cesa. Ahora hablan de una devaluación que justo hace un mes, Macri nos juró que no haría. Los mantirosos K quieren resquebrajar la confianza que pusimos en Mauricio, a quien tuteo porque lo siento cercano, casi como parte de mi familia.

18 de diciembre: Devaluaron la moneda, dicen que por el bien de los argentinos. Hoy fui por el celular cuya compra había postergado y descubro que ahora el teléfono que quería cuesta el doble de lo que costaba ayer y, peor, y hoy mi sueldo vale la mitad. Lo bueno es que ya no hay cepo. Ahora cualquiera podrá comprar hasta dos millones de dólares cada mes. Que sirva esto de inspiración para trabajar más, para poder ser ricos un día y tener nuestros propios 2 millones de dólares que comprar.

19 de diciembre: Recorte de personal en la empresa. Salimos 500 trabajadores y yo que, por trabajar en el área de gerencia, jamás me consideré trabajadora. Trabajadores eran los negros, los de las manos sucias, los de los bajos sueldos… ¡Yo fui a la universidad, yo no soy trabajadora! Igual me cesaron, igual que a la negrada… Una empresa que sentimos nuestra, donde nos dijeron que éramos como una gran familia, a cuyos dueños invisibles fueron ejemplo e inspiración. Ellos, que hoy nos mandan a despedir porque “para salir adelante, hay que hacer sacrificios”… Pero esto no se puede quedar así, mañana mismo me voy a ministerio del trabajo donde acaban de nombrar como ministro a un alto directivo de la misma empresa que me acaba de despedir. ¡Noooo!

20 de diciembre: Por lo menos me queda el consuelo de que Juliana Awada, la Primera Dama, es joven, bella y elegante… Si de algo sirve ese consuelo… Y tan lindo y oloroso que fue todo, hace tan solo diez días, en la Plaza…

 


13 comentarios on “Diario de una argentina cambiante”

  1. Carolina dice:

    Genial, como siempre Carola. Tristemente, todo eso fue sólo el comienzo, la cosa para nosotros sigue de mal en peor. Resistamos y luchemos por nuestros derechos! Un abrazo

  2. ernesto perez dice:

    Que bueno publicar estas cosas para alertar temprano sobre la situacion de que seriamos victimas si no nos organizamos, luchamos y doblegamos a los cambiantes de acá..

  3. esmirnaguarapo dice:

    bueno quisiera que todos los revolucionarios hiciéramos introspección a ver si evitamos el desastre total, aún estamos a tirmpo! gracias por escribie Carola eres una brisa fresca en este candente momento.

  4. margie dice:

    Saludos Carola.Feliz Navidad,Realmente tu escribes y es como si estuvieras replicando lo que dicen mis conocidos opositores.Tambien pareciera estar escuchando a la joven universitaria (quien formo parte de ese monton de jovenes que por mediatez,por buscar LA SALIDA, voto a ciegas por la oposicion) aun contando con una beca, una tablet, pagada con el dinero que nuestro amado Chavez decidio, se destinara a la INVERSION SOCIAL, y que antes solo se lo aprovechaba una macolla de la meritocracia petrolera, y quien repetia insistentemente TENEMOS CAMBIO o peor aun YO SOY PARTE DEL CAMBIO. Quiera Dios no tengamos mas pronto que tarde decir «A llorar al Valle»

  5. marilin89 dice:

    Es impresionante constatar cómo una minoría rica puede ser favorecida con los votos de la gente pobre o clase media haciéndola asimilar como propia una cultura prefabricada, de embuste, como las sopas de sobre. Hay mucho ejemplos que llegan incluso a colectivizar el problema del poderoso, asumiéndolo como propio, mientras individualiza el del pobre. “RCTV somos todos”, pero cuando el director botó a todos esos que le hicieron comparsa, cada quien tuvo que vérselas como pudo. Esas lágrimas, las de las liquidaciones no liquidadas, no fueron televisadas.

    Y es que el empleado (que no se siente empleado, como la del artículo), “crece” en la empresa con mentalidad de propietario, con la identidad perdida, un espíritu sumamente egoísta y una afiliación política inclinada hacia el poderoso sin darse cuenta de que está entregando su capacidad política, su derecho ciudadano constituyente, dándole plena legitimidad para que esos poderosos hagan con sus bienes, con su tiempo y hasta con su vida, lo que deseen.

    Este acto de entrega gratuita parece hasta un acto de masoquismo, una esclavitud voluntaria que institucionaliza la idea de que quienes saben de política son los “jefes”porque ellos sí saben cómo vivir bien. Una vez que ellos estén satisfechos, entonces les toca a quienes fielmente los acompañaron, porque igualarán las oportunidades y entonces habrá vacaciones en Disney, carro nuevo, aumento de sueldo, etc. Los pobres, pues seguirán pobres, porque no entienden de estas cosas, además de ser flojos, lumpen, y todo lo que el “jefe” acertadamente comenta. Es así como se materializa la idolatría por el verdugo.

    Son muchos años de una escuela, de una cultura de “lo de afuera es mejor”, la disneylandización mental unida a la cruenta guerra por desacreditar un modelo incipiente, pero diferente de ver y actuar política y materialmente, que pretende mantener una dialéctica de progreso social en el que converjan todos los elementos involucrados socialmente y que hoy es hostigado por fuerzas externas que ven en peligro sus influencias sobre territorios ricos y naturalmente proveedores de todo lo que necesitan para mantener sus Disneys particulares.

    Esos, los de esa escuela que se niega a sí misma, que entregan su dignidad por un rollo de papel higiénico o que graciosamente venden sus “tablets”sin darse cuenta de que está vendiendo sus derechos, está renunciando a sí mismos, a sus valores y favoreciendo a quienes no dudarán en destruirlos. Se puede ser pobre y reaccionario. Se puede ser clase media y fascista.

    Tiene que haber evolución para poder adelantar un proceso de transformaciones. Un asumir los propios valores, aprender a amarlos para poder defenderlos. Quizás, la chica del artículo, cuando la realidad se le revele; es decir, se le estrelle en la cara y en el bolsillo, sea capaz de darle un giro radical a sus valores y, entonces, quizás, se rebele.

    Muchas gracias por este artículo, Carola ¡clarísimo!

  6. Judith Patiño F. dice:

    Excelente tu artículo y de paso con el humor que te caracteriza……Macri me recuerda una canción de elección de Reinas de Belleza…..:¨¨En una noche tan linda como esta¨¨……………Qué pesadilla deben estar viviendo muchos que votaron por ¨el cambio¨ y que tendrán que aceptar ¨el cambio¨ de que están despedidos de sus empleos…..

  7. Jimmy Olano dice:

    FELICITACIONES muy bien dicho, mas claro no canta un gallo, hago una entrada en mi blog «https : // jimmyolano.wordpress. com/2015/12/28/excelente-comentario/»
    con este cometario ¡buenísimo! 😎

  8. laura dice:

    Excelente tu artículo, siempre tan asertiva, te felicito!!!!

  9. Fernando Fernández dice:

    Te admiro cariola eres eres maravillosa no te tenía y ahora te leo y te sigo besos y abrazos camarada


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